La ciencia que articula la magia de Pixar
Sulley, el grandullón de «Monstruos S. A.», tiene 25.336 pelos clave que se utilizan para guiar el movimiento de los 2,3 millones restantes. Mérida, de «Brave, indomable», tiene más de 1.500 pelos rojos rizados, esculpidos uno a uno. Para «Ratatouille», los directores de Pixar crearon más de 270 alimentos por ordenador, y los platos se prepararon en una cocina real para tenerlos como referencia. Rayo McQueen («Cars») tiene 14 variantes de pintura diferentes, que van desde la suciedad hasta su rojo característico. Y el mayor volumen de animación generado en una semana de producción de «Toy Story 2» fue de 5 minutos y 42 segundos. En Pixar prima el detalle. Y para perfilar hasta el máximo sus películas se necesita de la ciencia, la tecnología y las matemáticas, herramientas sin la cual los globos de «Up» no flotarían igual, o el brazo de Elastigirl («Los increíbles») no sería tan flexible. Hasta el 8 de septiembre el CaixaForum Madrid destapa un universo que va más allá de la animación que vemos en pantalla. En la exposición «La ciencia de Pixar», creada por el Museum of Science de Boston en colaboración con Pixar Animation Studios, se repasa paso a paso bajo qué técnicas una idea se convierte en película.
La muestra, plenamente interactiva, se divide en ocho ámbitos. Arranca con el modelado o diseño de personajes, que comienza con bocetos y esculturas de arcilla hasta pasar a un modelo de estructura alámbrica digital. Luego, se pasa al «rigging», una palabra «difícilmente traducible, que es como dar expresión o articular estos cuerpos», apunta Javier Hidalgo, responsable de exposiciones de ciencia de la Fundación laCaixa. También se explica cómo funciona el diseño de superficies y decorados, la animación, que da vida a la historia, la simulación de movimientos automatizados, la iluminación o el renderizado, paso final que convierte todos los datos anteriores en la imagen que vemos en el cine. «Pixar nos hace empatizar con sus personajes, ya sea un coche, un pez, un ratón o un insecto. Esto se hace gracias a esta apariencia de realidad, para la que hay mucho trabajo detrás», apunta Hidalgo.
Para hacer posible literalmente cada gesto que vemos en estas películas -sonrisas, apretones de manos, carreras, escalofríos o viento-, hay miles de profesionales velando por su perfección. Cuando llegaron los ordenadores al cine de animación para complementar el dibujo a mano, «la gente pensaba que se podían perder puestos de trabajo» , continúa el responsable, «pero lo cierto es que en las películas hay miles de personas más detrás que los que había hace 50 años» . Ahora, el discurso se asienta sobre la Inteligencia Artificial, nueva tecnología actual que está ganando terreno en cada ámbito y que, apunta Hidalgo, «puede ayudar a hacer más rápidamente todos estos procesos. Cuando hablamos de renderizar las imágenes, pueden hacer falta 90 horas de grandes ordenadores trabajando con una sola. Pensemos que hay millones de imágenes en una película. La IA puede hacer estos procesos más eficientes» .
Esta exposición es la tercera colaboración de la Fundación laCaixa con los estudios Pixar. En 2015, «Pixar. 25 años de animación» supuso una profunda revisión del trabajo de esta compañía durante su historia. Luego, «Pixar. Construyendo personajes» se centró en el proceso de diseño visual de Mike Wazowski y compañía. Ahora, este nuevo proyecto, que ya ha pasado por Barcelona y Valencia y próximamente aterrizará en Lisboa, da a conocer el proceso técnico que utilizan los artistas y científicos informáticos de Pixar. Una dinámica e interesante muestra que se complementa con otras actividades, de nuevo, para todos los públicos. Se ha programado un ciclo de proyecciones con algunas de las mejores películas de la compañía: «Bichos. Una aventura en miniatura», «Toy Story» y «Los increíbles». También se celebrará una conferencia, definen, «familiar», titulada «Animación 3D: entre el arte y la ciencia», así como el público general podrá acceder a visitas comentadas y talleres.