Hablar con los animales
Una de las infinitas puertas que se nos abren con la inteligencia artificial es la de poder hablar con los animales. Desde que el mundo es mundo el hombre ha tenido una fluida interconexión con el mundo animal, dentro de unos órdenes lógicos establecidos. Los perros, los gatos, los canarios, las vacas o los burros se entienden perfectamente con los humanos con quienes conviven. A través de unas básicas manifestaciones gestuales un perro, pongamos por caso, puede manifestar alegría, tristeza, dolor o enfado porque hasta ahí se lo ha permitido la naturaleza. No tienen voz ni capacidad para discernir, pero una de las áreas más prometedoras es la comunicación con especies altamente inteligentes, como los delfines o los grandes simios, lo que nos permitirá comprender mejor sus necesidades y emociones, abriéndose la puerta a una colaboración más estrecha en campos como la conservación, la investigación médica y el bienestar animal. En este sentido, lo más importante es la investigación médico-científica y su aplicación en los avances en terapias que pueden ser muy importantes en el mundo de la salud, siempre respetando con ética y cautela, como es lógico, porque es fundamental que cualquier evolución en este campo se realice con el máximo respeto hacia los animales y su bienestar, como se viene haciendo pese a las protestas animalistas que no vienen más que a entorpecer la evolución de la medicina que resuelve problemas de salud en personas cuyas vidas dependen de los avances que se llevan a cabo en laboratorios, por ejemplo con ratones, que permiten llegar a soluciones impensables si no es con las pruebas que se realizan en organismos vivos. La comunicación con los animales a través de la inteligencia artificial tiene el potencial de transformar nuestra relación con el reino animal. Al abrir nuevas formas de entendimiento y colaboración, podemos construir un mundo más consciente y compasivo, donde humanos y animales coexistan en armonía y respeto.