Responsabilidad afectiva empresarial: qué es y cómo cultivarla con cinco tácticas concretas
Posiblemente, y por las modas de terminología corporativa que se imponen por temporadas, hayas escuchado desde hace poco la expresión de "responsabilidad afectiva" en los vínculos humanos, como las parejas.
En el ámbito empresarial, este concepto se instala como pilar central en la cultura organizacional. De origen esencialmente humanista, la responsabilidad afectiva corporativa (R.A.E.), promueve un mayor entendimiento y manejo consciente de las emociones dentro del entorno laboral, reconociendo su impacto significativo en la productividad, satisfacción y cohesión de equipos.
De esta forma, el concepto se transforma en acción, y así, se convierte en una herramienta estratégica que fomenta no solo un ambiente laboral más sano, sino también una mayor lealtad y compromiso por parte los integrantes.
Qué implica la responsabilidad afectiva en las empresas
La responsabilidad afectiva en el trabajo implica reconocer el papel que las emociones juegan en la interacción diaria y en el rendimiento general de la organización.
También implica elevar la noción del impacto de cualquier decisión en las relaciones laborales, cómo se diseñan esas definiciones, y cómo se las comunica, con eje en equilibrar las necesidades emocionales de las personas con los objetivos de la empresa.
Las preguntas que pueden surgir son: ¿Cómo ser una empresa afectivamente responsable? ¿Qué tácticas se pueden implementar? Una investigación de la Universidad de Yale encontró que los líderes que practican la inteligencia emocional con constancia y consciencia, y la responsabilidad afectiva en sus acciones y estrategias, reducen significativamente los niveles de estrés en sus equipos, mejorando así la satisfacción y la retención del talento, según publicó Yale School of Management.
En otro estudio, publicado en el Journal of Applied Psychology (Diario de Psicología Aplicada) señaló que las organizaciones con alta responsabilidad afectiva registran mejores índices de compromiso y desempeño laboral, y se convierten en atractores de talento calificado.
Es decir que las empresas y sus cuadros de líderes necesitan desarrollar, a la par de sus competencias, las de la responsabilidad afectiva, que implica, en concreto:
- Hacerse responsable de una buena gestión de las emociones en el marco laboral.
- Detectar brechas que afecten el bienestar de las personas, y habilitar los mecanismos para resolverlas.
- Incentivar una cultura abierta, participativa, inclusiva, con diálogo y feedback permanente.
- Trabajar en cada líder y, a la vez, en miembros de un equipo, esta misma responsabilidad.
- Practicar la "custodia mutua" de las buenas prácticas de la afectividad.
5 consejos para impulsar la R.A.E., Responsabilidad Afectiva Empresarial
Si lo que desea tu empresa es mejorar el clima interno y aumentar el ‘accountability' afectivo empezando por la alta dirección, aquí van cinco ideas concretas para implementar:
1. Desarrollar habilidades sociales avanzadas
Se trata de un conjunto de competencias para fortalecer los vínculos interpersonales. Aplicadas al desarrollo de la R.A.E., es imperioso profundizar en la comunicación asertiva, que facilita la expresión clara y respetuosa de ideas y expectativas; la empatía, crucial para comprender y valorar las perspectivas y emociones de los colaboradores; la negociación y resolución de conflictos desde un punto de vista humanista, que permite manejar y solucionar diferencias de manera constructiva; y el liderazgo de influencia, que ayuda a motivar y guiar al equipo hacia objetivos comunes, siendo un faro, y no una barrera, para el desarrollo del talento. Estas habilidades son fundamentales para construir relaciones de confianza y dirigir equipos hacia el éxito.
2. Crear espacios de diálogo abierto
Muchas empresas suelen creer que dialogan bien, cuando, en verdad, lo que sucede es que apenas se emiten consideraciones desde los líderes hacia los equipos, y, en contados casos, existen espacios formales para profundizar en conversaciones valiosas que abran posibilidades. La Responsabilidad Afectiva Empresarial implica poner a las personas de la empresa en el centro, dedicando tiempo, espacio y recursos, incluyendo lo que propuse desde el 2018 en adelante en el libro "Innovación Emocional": exponer crudamente sobre la mesa, sus preocupaciones y emociones sin temor a represalias.
3. Sensibilizar e implementar
Todo proceso de cambio cultural como es la implementación de una R.A.E. fuerte y consistente, requiere de un trabajo interno de las personas en posiciones de liderazgo, como alta dirección, gerencias y mandos medios. Se logra con entrenamiento en Power Skills, la evolución de las "soft skills". Estas habilidades de empoderamiento avanzadas, harán permear con mayor comprensión y sensibilidad los abordajes de cualquier situación que se presente, basándose en el principio de la auto regulación emocional propia de un profundo desarrollo de la inteligencia emocional múltiple.
4. Implementar políticas de bienestar integral
La Responsabilidad Afectiva Empresarial no se articula sola ni aislada del resto de los programas que implemente la cultura de la compañía. Es necesario integrarla a la par de otras iniciativas que atiendan el bienestar emocional, como talleres de manejo del estrés, apoyo psicológico, coaching ejecutivo profesional y monitoreo permanente del estado emocional de las personas.
5. Ajustar y avanzar
Por último dentro de esta breve serie de consejos, es necesario determinar cuáles con los indicadores clave a medir, para evaluar la posibilidad de mejoras y rediseñar el rumbo. Como el ámbito de la afectividad y emocionalidad son, de por sí, subjetivos, es necesario bajarlos a un sistema lo más concreto posible, y transformarlo en información útil para acompañar la evolución de los equipos con efectividad. Los insumos de evaluación pueden surgir de las conversaciones formales e informales, los talleres, entrenamientos micro-learning (pequeñas cápsulas de responsabilidad afectiva), y de las oportunidades por fuera de la empresa para que el personal avance en su desarrollo personal, lo que va a repercutir en su desempeño.
La adopción de la responsabilidad afectiva en el ámbito empresarial es más que una opción de ética corporativa: es una estrategia esencial para forjar organizaciones resilientes, antifrágiles y adaptativas en un mundo en constante cambio. Al integrar conscientemente las afectividad en la gestión emocional corporativa, las empresas no solo mejoran su ambiente laboral, sino que también potencian su capacidad para afrontar desafíos y asumir mejor las nuevas oportunidades.