Cómo prevenir trastornos gastrointestinales durante las vacaciones
Alterar la rutina de vez en cuando no sólo no está mal, sino que es muy aconsejable por el grado de desconexión que implica. En España, con el buen tiempo, las vacaciones y los momentos de ocio con amigos y familiares llegan también los excesos, que casi siempre tienen mucho que ver con la comida. Así de disfrutones somos.
Sin embargo, antes de emocionarnos demasiado e ir acumulando comidas y cenas fuera de casa, cantidades excesivas, precocinados por doquier, las cañitas y los vinitos, así como los postres excesivamente azucarados, deberíamos trazarnos un plan de acción para que el disfrute no se nos vaya de las manos y acabemos en la cama con molestias estomacales importantes.
Con el objeto de poner un poco de orden a nuestro tiempo y experiencias de ocio, que en España suelen girar en torno a la mesa en la mayoría de los casos, 20minutos ha entrevistado al farmacéutico comunitario y colaborador de Schwabe Fernando Hidalgo Zarco. El experto nos invita a tener en cuenta 5 consejos básicos para proteger nuestra salud gastrointestinal en vacaciones.
1. Intentar mantener nuestros horarios habituales (en la medida de lo posible)
Durante las vacaciones, esos días en los que estamos alejados de nuestra rutina diaria habitual, solemos cambiar nuestro ritmo y estilo de vida, casi siempre para peor, puesto que entran en escena los excesos alimenticios y todos ellos a deshoras. La consecuencia, lógicamente, es que nuestro organismo se pone en alerta y, en muchos casos, ‘se queja’.
En este punto de la alteración de los horarios, Fernando Hidalgo aconseja «intentar mantener los mismos horarios de comida e incluso de sueño, durmiendo las horas necesarias, para que el cuerpo no note demasiados cambios que puedan afectar el tracto digestivo, el primero que sufre los excesos. El descontrol de la dieta y los horarios también influye en las deposiciones, llegando a los extremos de ocasionar estreñimiento o diarrea».
2. No abandonar la actividad física
Lógicamente, las vacaciones hacen que bajemos el ritmo en cuanto al ejercicio se refiere, y está bien así. Sin embargo, en absoluto es recomendable que frenemos en seco este excelente hábito de ‘movernos’. Menos intensidad, sí, porque se entiende que es tiempo de hacer excepciones. Pero nunca pasarnos al extremo del sedentarismo absoluto.
«Es esencial mantener una mínima actividad física, aunque quede reducida a paseos después de comer y poco más. Con acciones muy simples, pero que nos ayudan a poner en funcionamiento el organismo, estaremos asegurando unos días de descanso real, y no protagonizados por los problemas estomacales y el malestar general».
Es tiempo de desconexión, algo que a nuestra salud emocional le viene de maravilla, pero estar activos, por ejemplo, simplemente bailando, estaremos haciendo lo imprescindible para mantenernos hasta retomar la rutina.
3. Hidratarse adecuadamente
Aunque pueda parecer algo nimio, lo cierto es que la hidratación es fundamental para favorecer una correcta digestión. Además, en estas fechas en las que comienzan a subir las temperaturas, en pleno cambio de estación y de hora, el hecho de que estemos expuestos a más horas de sol afecta a la potencial deshidratación.
«Se hace especialmente necesario ingerir entre litro y medio y dos litros de agua cada día, puesto que la deshidratación es una de las principales responsables del estreñimiento, circunstancia que padecemos especialmente con los cambios de rutina».
4. Minimizar los excesos con la comida
Durante las vacaciones, especialmente cuando apenas tenemos una semana para ‘darlo todo’ en nuestro planteamiento de desconexión, tendemos a comer fuera de casa y aumentar el consumo de alimentos procesados y grasas saturadas, por lo que es muy común excederse en las cantidades (y calidades) de comida, que nos apetece de todo menos healthy.
Y es en este punto en el que el farmacéutico nos propone hacer un pequeño ejercicio de mesura. Si salimos a comer fuera, es comprensible, pero podemos compensar los excesos reduciendo las cantidades. Si hemos abusado de las grasas saturadas o los azúcares en una comida, hay que intentar equilibrar el balance con la siguiente menos calórica y más saludable, sin alimentos ultraprocesados y con verduras y frutas frescas.
Sólo si planificamos y compensamos podremos evitar los molestos síntomas del malestar estomacal, la sensación de saciedad constante y ‘pesada’, y la temida acidez típica de los ‘cambios’ por vacaciones.
En cuanto al ‘como’, Zarco recuerda que «es muy importante comer lentamente y masticar cada bocado de manera adecuada para mejorar la digestión. Si hablamos en exceso mientras comemos, vamos a deglutir más aire de lo normal generando eructos, gases y flatulencias».
Aún así, cuando el daño ya está hecho, existen algunas soluciones en el mercado bastante eficaces, como podría ser el caso de Gastropan, un nuevo medicamento formulado con dos principios activos de aceite de menta y aceite de alcaravea de calidad farmacéutica, que actúan sinérgicamente para disminuir el exceso de gases.
5. Moderar el consumo de alcohol y el exceso de azúcares refinados
Los azúcares, las bebidas carbonatadas y alcohólicas pueden irritar el tracto digestivo y promover la proliferación de bacterias en el intestino. Es más, si estamos acostumbrados a comidas caseras, este cambio repentino puede generar molestias digestivas.
La incorporación de fibra saludable en la dieta es uno de los principios insoslayables durante las vacaciones. Cuidado con los postres azucarados preparados porque suelen ser auténticas bombas para el estómago.
Lo mismo sucede con el consumo de alcohol, que las reuniones sociales y la vida al aire libre suelen llevar asociados. Volvemos en este caso a la ‘ley de compensación‘ que sólo necesita de un poco de sentido común, y a la necesidad de, si bebemos alcohol, tener comida en el estómago y no darnos atracones.