Paul Auster y la obsesión del azar: todo sucede siempre de repente
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Paul Auster tenía los ojos rotundos, como de haber visto demasiado. Tuvo esa clase de biografía que te prepara para saber que en cualquier momento puedes perderlo todo: un hijo, una nieta, la salud. Había algo griego en su forma de entender la existencia, como si fuéramos las víctimas de un grupo de dioses aburridos jugando a ser lo que ya son, y nosotros individuos minúsculos a los que todo les sucede siempre de repente. «Un día hay vida. Por ejemplo, un hombre de excelente salud, ni siquiera viejo, sin ninguna enfermedad previa. Todo es como era, como será siempre. Pasa un día y otro, ocupándose sólo de sus asuntos y soñando con la vida que le queda por delante.... Ver Más