Los pasteles del alcalde
UN dilecto colega, maestro del pragmatismo y catedrático en pensamiento cenizo, lleva decenios aleccionándonos sobre los inconvenientes dimanados de la organización de cualquier evento en la ciudad: «No hay que albergar nada –avisa a los entusiastas–, ni siquiera esperanzas», y concede al apotegma validez universal, lo mismo para una final balompédica que para los gorgoritos de un crooner en declive. Ni contarles si se trata de esa IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo que... Читать дальше...
