El puente de los Santos se presentaba magnífico. Un viernes pegado al fin de semana que convertiría la monotonía del curso en un remanso de descanso y de memoria para nuestros muertos. Un Día de los Santos como otro cualquiera, con flores en los cementerios, rezos a pie de tumba y recuerdos, muchos recuerdos. Un día inútil, absurdo en si mismo, porque ni las flores apaciguan la pena ni los colores resucitan muertos pero que reconforta, nos allana como seres humanos y nos recuerda que a no mucho tardar... Читать дальше...