Ya vienen los lobos
A las ocho de la tarde comienza a caer la noche y dentro de poco las farolas ya estarán encendidas a las seis. Aquí no hay leds y el titilar de las lámparas atornasoladas ofrece una ambientación única sólo repetible en los retazos de la memoria infantil. El silbar del viento sube de decibelios empujado por el otoño y por la falta de parroquianos. El mal tiempo sólo ha hecho que asomar y los aullidos de los lobos reclaman ya su espacio entre los paredones de tapia l. Aunque de día se pueda salir sin chambergo... Читать дальше...