Vivió entre 1842 y 1912. Y, de esas setenta primaveras, dedicó casi cincuenta a lo que más quería: su trabajo como verdugo . El más destacado, como titular en la Audiencia de Barcelona. Según explica a ABC Salvador García Jiménez , catedrático de Lengua y Literatura y doctor en Letras, Nicomedes Méndez solo se sentía cómodo en el Palau de la Generalitat, entre reos y penas capitales: «Allí, nadie le despreciaba». Porque sí, el final del siglo XIX fue un tiempo en el que los ejecutores eran mal vistos a nivel social. Читать дальше...