Ahora sé que no soy un hombre de éxito
Ya casi nadie queda en pie. La televisora en que trabajo parece un cementerio sin lápidas, un camposanto con cámaras y reflectores. Casi todos han sido despedidos, expulsados, despachados a sus casas. Quedamos unos pocos que recordamos a los caídos en acción. Es infrecuente ver en los pasillos deshabitados del canal a un alma viva, un individuo caminando con aire apesadumbrado, como si temiese lo peor. Todos los viernes nos enteramos de los que han sido guillotinados sin misericordia esa semana. Me pregunto cuándo vendrán por mi cabeza. Читать дальше...