Inconmensurable Diego Ventura. Arrebatado, desatado y en maestro. Sin enemigo que le haga sombra, aunque traten de oscurecer su carrera por los celos y vetos más absurdos y dañinos de la historia del arte de Marialva. Aunque se empeñen en que el tráiler de su cuadra marque el kilómetro cero en el norte, no hay rejoneador que desencadene tantas emociones. Su apellido se sucedía desde la mañana: Ventura, Ventura... Multipliquen por miles. En los aledaños de la Iglesia de San Pablo, en el parque Isla Dos Aguas... Читать дальше...