Jacques Lacan, tras ser cortado en seco, intentando presentar sus consideraciones sobre el estadio del espejo, en el congreso internacional de estética en Marienbad, decidió, absolutamente malhumorado, acudir a la inauguración de las olimpiadas de Berlin (1936) comprobando que allí estaba completamente materializada la paranoia que había estudiado para doctorarse. La grandeza parisina ha estado enjaulada desde hace semanas en una dinámica propicia a lo consparanoico. Finalmente, para rizar el rizo (especialidad versallesca donde las haya)... Читать дальше...