Florencia y el Tour: cuando la belleza se alía con la belleza
Por Gonzalo Díaz Bonet. Cuentan que cuando Henri-Marie Beyle vio por primera vez la basílica de Santa Cruz de Florencia se le empezaron a disparar las pulsaciones. Como si estruviese subiendo el Tourmalet a ritmo de Pogacar. Luego vinieron los mareos, los sudores y los vértigos hasta que el escritor, que pasó a la historia...
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