Sevilla lleva años huyendo de su destino. Debatiendo su ser o no ser delante de la calavera de su pasado y sus miedos. Adobada en su nostalgia, angustiada por su evolución, petrificada cuando se trata de encarar transformaciones y deprimida en lo económico. A los debates habituales se ha sumado en los últimos años el de los efectos de la masificación que genera su sobreexplotación turística. Nos parecía un problema de la Semana Santa, de la Feria... cuando se trata de un asunto global que afecta igual a las termas de Roma... Читать дальше...