La alimentación emocional no siempre es tan mala. Te explicamos por qué, según expertos
(CNN) — Ha sido un día duro. Lo peor que puedes hacer es ir a por las galletas con pepitas de chocolate que saben como las que siempre comía tu familia cuando eras niño, ¿verdad?
No necesariamente, dice Jennifer Rollin, fundadora de The Eating Disorder Center en Rockville, Maryland.
Comer impulsado por las emociones, también conocido como la alimentación emocional, suele pintarse como algo aterrador, insano y fuera de control, pero lo cierto es que es muy normal y puede formar parte de una relación sana con la comida, añadió.
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Por supuesto, hay una línea en la que comer emocionalmente puede convertirse en algo poco saludable, pero es importante que la gente adopte matices cuando se trata de formas de comer, en lugar de aplicar reglas estrictas y estrategias basadas en la vergüenza, dijo Daisy Miller, dietista especializada en trastornos alimentarios en Fort Washington, Pensilvania.
Puede que haya llegado el momento de relativizar la alimentación emocional y aprender a trabajar con ella, en lugar de contra ella, para tener una relación más sana con la comida, señalan expertos.
¿Qué es la alimentación emocional?
La comida es intrínsecamente emocional, afirmó Rollin.
Probablemente puedas pensar en alimentos concretos que comes como parte de una tradición cultural, cuando te relacionas socialmente o cuando estás celebrando un logro, añadió.
“Si lo piensas, nuestras vidas giran en torno a la comida. La comida puede ser realmente reconfortante, y muchos de nosotros construimos tradiciones en todas nuestras culturas en torno a la comida que es nostálgica y sentimental”, dijo Miller.
Los cuerpos humanos también están hechos para disfrutar de la comida, así que tiene sentido que, cuando sentimos emociones fuertes, busquemos algo que nos sepa o nos siente bien, afirma Rollin. No deberías avergonzarte si comer algo que te gusta es una de las herramientas que tienes a tu disposición para sobrellevar la situación.
“No nos avergonzamos por el uso de otras herramientas para hacer frente a las situaciones”, añadió. “Simplemente comer un alimento, a veces por razones emocionales, no es un problema ni algo por lo que haya que juzgarse o castigarse”.
Como ocurre con la mayoría de las herramientas para afrontar situaciones, el contexto es importante. ¿Estás comiendo para disfrutar de algo delicioso después de un día duro o para celebrar un hito? ¿O estás evitando abordar un problema mayor?
“No podemos decir que esto sea del todo bueno o del todo malo sin conocer el panorama general de lo que está ocurriendo en la vida de alguien”, añadió.
El problema de la comida como combustible
¿No deberíamos eliminar la emoción de la comida y pensar que es sólo combustible para mantener nuestro cuerpo en marcha?
Según Rollin, eso tampoco funciona siempre. “Sí, la comida es combustible… y proporciona energía a nuestro cerebro y a nuestro cuerpo, pero también es mucho más que eso”, afirma.
A veces, cuando las personas se centran demasiado en comer sólo los alimentos más ricos en nutrientes, se pierden muchos de los momentos en los que la comida es un placer, una forma de socialización y de conexión, explica Rollin.
“Si nuestra visión es que la comida es solo combustible, entonces parece que salir a comer el postre con un amigo cuando no tengo hambre quizá no sea una ‘opción saludable'”, dijo. “Sin embargo, sabemos que, en realidad, las relaciones sociales son uno de los mayores predictores de la salud y la longevidad”.
Según Natalie Mokari, dietista titulada de Charlotte (Carolina del Norte), otro motivo de preocupación es que un exceso de restricción puede convertirse en atracón.
“Los atracones suelen ser el resultado de sentir que ‘no debería hacer esto, pero lo voy a hacer… y lo voy a hacer en exceso, porque nunca lo voy a volver a comer'”, dijo Mokari.
Cuándo hay que preocuparse por los atracones
Sin embargo, hay un límite en el que la alimentación emocional se convierte en un problema, y suele ocurrir cuando comer es la principal forma de afrontar las situaciones, según Miller.
Es importante ser consciente de la frecuencia con la que se come para hacer frente a las emociones difíciles y de si se tienen otras estrategias para procesar esas emociones, dijo.
Algunas señales de advertencia de que se está dependiendo demasiado de la comida para hacer frente a una situación o de que se están produciendo atracones son: comer cantidades mayores de lo que la mayoría de la gente comería en poco tiempo, sentir una pérdida de control, sentir culpa y vergüenza, comer en secreto y, a menudo, comer más allá del punto de saciedad, dijo Rollin.
“Si estás comiendo más de lo que te sientes cómodo comiendo, y luego te sometes a grandes restricciones o purgas o ejercicio compulsivo, eso sería otra señal de que tu relación con la comida es problemática”, añadió.
Cómo recalibrar
Según Mokari, una relación sana con la comida gira en torno a la flexibilidad y el equilibrio. ¿Puedes permitirte comer todo tipo de alimentos sin sentirte fuera de control?
El primer paso hacia una relación más sana con la alimentación emocional es la atención plena, afirma Rollin. En lugar de restringirse o ir a buscar la comida sin pensar, hay que ser consciente de para qué sirve y qué necesidades satisface.
Tal vez estés haciendo frente al aburrimiento o al estrés. Tal vez quieras comprometerte con una costumbre familiar o celebrar una ocasión con una tarta de cumpleaños.
Esa atención plena también puede ser útil a la hora de tus valores, dice Rollin. ¿Es importante para ti que te conozcan como alguien capaz de ir a una fiesta de cumpleaños sin comer tarta? ¿O es más importante crear recuerdos con las personas que quieres? ¿Eres alguien que siempre evita los problemas de fondo? ¿O quieres sobrellevar las situaciones que se te presentan al tiempo que resuelves problemas mayores?
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