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Condenan a 14 años de cárcel a padres que dejaron morir a su hija por "seguir creencias de una secta" en Australia

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En un caso que ha conmocionado a Australia, Jason y Kerrie Struhs fueron condenados a 14 años de prisión por la muerte de su hija Elizabeth, de 8 años, quien padecía diabetes tipo 1. La pareja, influenciada por las creencias de la secta religiosa "The Saints", decidió suspender la administración de insulina a la menor, confiando en que Dios la sanaría a través de la oración. El Tribunal Supremo de Queensland dictó la sentencia el miércoles 26 de febrero, y destacó la gravedad de la negligencia que condujo a la muerte de la niña.

Elizabeth falleció el 7 de enero de 2022 en su hogar en Toowoomba. Según la investigación, los padres, plenamente conscientes de que la vida de su hija dependía de la insulina, optaron por suspender su medicación y no buscar atención médica, confiando en que la oración sería suficiente para su recuperación. El magistrado Justice Burns enfatizó en su resolución: "Sabían que la niña moriría si dejaban de darle la medicación y, aun así, no hicieron nada para obtener el tratamiento médico".

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¿Cómo es la secta ‘The Saints’?

La secta "The Saints", a la que pertenecían los Struhs, predica que "Dios lo cura todo" y rechaza el uso de la medicina moderna. El líder del grupo, Brendan Stevens, de 63 años, fue sentenciado a 13 años de prisión por su papel en la muerte de Elizabeth. El juez Burns describió a Stevens como una "persona peligrosa y muy manipuladora", afirmando que "persuadió" a los padres para dejar de administrar insulina a su hija, contribuyendo directamente a su fallecimiento.

Integrantes de tres familias distintas fueron condenados por el homicidio de Elizabeth. Foto: ABC News.

Durante el juicio, se reveló que mientras Elizabeth agonizaba, sus padres y otros miembros de la secta se dedicaron a rezar para que Dios la curara, en lugar de proporcionarle la asistencia médica necesaria. Tras su muerte, el grupo no informó a la policía hasta más de 24 horas después, creyendo que podían "devolverle la vida a través de la oración".

¿Qué papel desempeñaron otros miembros de la secta en este trágico suceso?

Además de los padres y el líder de la secta, otros once miembros del grupo, incluido el hermano mayor de la víctima, recibieron penas de entre 6 y 9 años de cárcel, dependiendo de su implicación en el caso. Estos individuos fueron declarados culpables de haber "aconsejado y alentado intencionalmente" a los padres a suspender la medicación y la atención médica de Elizabeth. Durante el proceso judicial, los 14 acusados, cuyas edades oscilan entre 22 y 67 años, rechazaron representación legal y se negaron a prestar declaración, lo que fue interpretado como una declaración de no culpabilidad.

La hermana mayor de la víctima, Jayde Struhs, quien abandonó la secta años atrás, expresó su alivio tras el veredicto. En declaraciones a los medios, manifestó: "No ha pasado un solo momento en 3 años en el que no haya pensado en mi hermanita. Creo que el tribunal tomó la decisión correcta y me siento aliviada de que los responsables hayan sido declarados culpables".

Jayde se enteró de la muerte de su hermana cuando un periodista la contactó por Facebook el 11 de enero de 2022. Foto: CNN.

Alexander Francis Stevens, de 26 años; Sebastian James Stevens, de 24; Andrea Louise Stevens, de 35; Acacia Naree Stevens, de 32; Camellia Claire Stevens, de 29; Therese Maria Stevens, de 37; Keita Courtney Martin, de 24, y Lachlan Stuart Schoenfisch, de 34, recibieron una condena de siete años.

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Indignación y repudio en la sociedad australiana

El caso de Elizabeth ha generado una profunda indignación en Australia, ya que “su muerte era totalmente prevenible si hubiera recibido el tratamiento médico adecuado a tiempo”, según señalan expertos. La situación ha reabierto el debate sobre la negligencia médica motivada por creencias religiosas y el papel del Estado en la protección de menores dentro de comunidades aisladas.

El magistrado Justice Burns resaltó la gravedad de la situación, indicando que los padres mostraron una "grave culpa moral y desprecio por la vida humana" al anteponer sus creencias religiosas a la salud y bienestar de su hija.