Las faraónicas obras antirriadas: el plan subterráneo que cambió Alicante
La mayor tromba de agua que sufrió Alicante, 270 litros por metro cuadrado en 24 horas, supuso un antes y un después para la historia de la ciudad. Lo ocurrido aquel último día de septiembre de 1997 precipitó el pistoletazo de salida a un plan antirriadas sin precedentes, que pondría Alicante patas arriba de manera inmediata y que sería la mayor inversión por la seguridad de los ciudadanos que hizo jamás la capital de la provincia. Las cuatro personas que se llevó por delante aquella gota fría y los innumerables daños materiales ocasionados dejaron patente que la ciudad necesitaba una remodelación integral en el tratamiento hidráulico. «Estaba todo muy obsoleto, sin ir más lejos, el colector de la avenida de Jijona tenía 100 años, era imprescindible una actualización grande», recuerda hoy el ingeniero Pedro Muguruza, responsable por parte de la conselleria de aquellas obras.