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Июль
2024

Comuna 13

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Comuna 13 es un destino obligado en Medellín, Colombia. Es sinónimo de transformación social. “Era aterrador hace 20 años”, cuenta Verónica, quien creció en aquellas colinas de donde cuelgan miles de casas de ladrillo rojo. Ella es guía de turistas en un distrito de 175.000 habitantes, que de ser una desterrada cuna de pandillas, guerrilla, paramilitares y narcotraficantes se convirtió en ejemplo de inclusión social.

La metamorfosis la trajo una red de teleféricos que conectan las laderas al metro. Así, sus pobladores pudieron buscar oportunidades de trabajo y estudio en la ciudad. Pero el gran salto se produjo en otra colina, en el 2011, tras la demolición de 380 inhumanos escalones. En su lugar, entraron a operar seis tramos de escaleras eléctricas —de energía solar— que propiciaron un estallido comercial y turístico.

El éxito estuvo en comunicar, nunca encapsular, la barriada. Las escaleras, transporte ideado para el vecindario, se convirtieron en una oportunidad para atraer visitantes que valoran expresiones artísticas, como el hiphop, el breakdance, la trova y, por supuesto, la comida típica con la arepa como plato madre (si va, en la cúspide, pruebe los helados de mango con sal o el maracumango).

Antes de subir, Verónica no hizo mayor advertencia, salvo que, como en cualquier sitio, “no hay que andar enseñando papaya”. También, no dar dinero a los niños, porque la comunidad intenta que no vean en las limosnas una forma fácil de hacer negocios.

Comuna 13 sigue siendo pobre, pero no tanto ni tan violenta como hace 20 años cuando, dijo Verónica, ni siquiera los que vivían allá podían ingresar con libertad porque los grupos armados manejaban el sitio a su antojo.

El oscuro pasado de la Comuna 13 tiene un paralelismo con ciertas barriadas de Costa Rica que están siendo secuestradas por bandas criminales, debido a la inacción del Ministerio de Seguridad y la exclusión social de los malintencionados recortes en ayuda social.

No debería ser necesario rebuscar en la historia de Medellín para prever lo que ocurrirá aquí a causa de la negligencia y el silencio ciudadanos. Antes de que los barrios sean cuna de pandillas, lo responsable es exigir al gobierno acciones, no excusas.

amayorga@nacion.com

El autor es jefe de Redacción de La Nación.