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Ноябрь
2024

‘¡Viva México, cabrones!’

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Escucho frecuentemente a Molotov, ayer la presidenta sonó un poco como esa banda.

Me gusta el grupo al punto de que cuando supe que su guitarrista ‘Tito’ Fuentes practicó artes plásticas con grabados, fui al taller en cuestión y compré una de sus reproducciones: ‘Me faltan piezas’, se llama la pequeña obra.

Es una imagen oscura que insinúa un cráneo humano con grietas y huecos, en alusión a las aventuras y golpes de su trayectoria que ya dejaron en él marcas y abolladuras físicas y espirituales, pero con todo eso, los daños no representan un alto. A México le faltan piezas.

Una de las canciones más coreadas de la banda es ‘Gimme the power,’ cuya letra reza: “Porque no nacimos donde no hay que comer, no hay por qué preguntarnos cómo le vamos a hacer, si nos pintan como unos huevones ¡No lo somos! ¡Viva México, cabrones!”.

Y en términos prácticos, no lo somos. Cuando hay trabajo, los mexicanos lo toman.

Un comediante estadounidense de nombre Andrew Schulz ha bromeado con esa circunstancia: “Cuando vemos las pirámides de Egipto nos preguntamos si fueron extraterrestres los que las construyeron. Bueno, ¡pues hay pirámides en México!… ¡nadie pregunta quién las construyó!”.

Al menos un par de mexicanas trabajaron estas semanas en un proyecto, Claudia Sheinbaum reveló un Plan México detallado por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard.

La presidenta dijo que aún si llegáramos al peor de los casos con vecinos beligerantes, tenemos un plan, que a mi juicio está lleno de lógica.

Lo ejecutará también Altagracia Gómez, quien ayer presentó a un equipo que le aconsejará en su aplicación, le llaman CADERR y ella lo coordina. Así se llama… Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización ¿Quiénes lo conforman?

Pasaré lista, por favor, digan ‘presente’: Gina Díez Barroso, Myriam Guadalupe De la Vega, Blanca Treviño de Vega, María Elena Gallego, Concepción Miranda, Tamara Caballero, Ana María Macías, Rodrigo Herrera, Antonio del Valle Perochena, José Chapur Zahoul, Eduardo Tricio Haro, Raúl Gutiérrez Muguerza, Juan Domingo Beckmann y Armando Garza Sada.

Ya sé que el presidente Andrés Manuel López Obrador también tuvo un consejo de empresarios infructuoso. Justamente así, de empresarios con “os”.

Si bien estaba lleno de experiencia, quizás por eso mismo no representaba precisamente una etapa de renovación para el país. Vaya, entre sus miembros estaban Carlos Slim y Miguel Rincón.

Hay dos diferencias importantes que favorecen al nuevo. Uno: El perfil ejecutivo de sus miembros, son personas que ejecutan, que operan el negocio y no solamente están enfocados en la estrategia.

Eso es importante por la segunda diferencia: ahora existe un plan por escrito basado en la intención de tener otra vez una política industrial con metas claras: sustituir con producción mexicana lo que hoy viene de China y desarrollar regiones nacionales en función de sus ventajas comparativas. El Plan México.

Del otro lado de la frontera intentan también armar una estrategia.

“Apunto muy alto y luego sigo presionando y presionando y presionando hasta conseguir lo que busco. A veces me conformo con menos de lo que intento, pero en la mayoría de los casos termino con lo que quiero”, escribió Trump en su libro The Art of The Deal, de 1987. No ha cambiado sus modos.

Él suele golpear esperando ver si en su reacción, el otro muestra debilidades que pueda aprovechar. No es el único empresario que practica ese método de negociación.

Claro que él puede aplicar los aranceles. Pero la aplicación cuesta. Allá pararían fábricas y enfrentarían una fuerte inflación; la economía mexicana sufrirá un infarto.

En ese escenario, crecería la popularidad de políticos contrarios a Trump en su país y los mexicanos enfrentarán un reto de supervivencia que paradójicamente puede convocar más a la unión. No sería la primera vez. ‘Jalamos más parejo’.

En un mundo en reconversión, México buscaría otros aliados a falta de los que hoy tiene.

¿Su ventaja? La habilidad que obtuvo su gente para unir cadenas de valor ¿Qué es eso? Es el proceso de convertir caucho, acero, aluminio y semiconductores en máquinas o en un coche. Los mexicanos saben a quién llamar, en dónde está, para qué sirve, cómo unirlo y a quién pueden venderlo.

Eso no se aprende en Wichita en cuatro años. “¡Que se sienta el power mexicano!”.

Por eso y por razones que he explicado antes en este espacio, no creo que lleguemos a extremos. La llamada de buen tono de ayer entre Sheinbaum y Trump me brinda certidumbre.